mercredi 31 août 2005

Apoesiar un celaje; prosaica era tu prosa

Es curioso, me elevo tal y como
si yo mismo fuera mi plegaria al cielo,
porque hay nubes
no tan tenues nubes y en efecto,
variados los matices.
Lo hago de manera
que, además de plegaria soy conducto,
la necesidad de atravesar los altos
y los techos,
una claraboya retráctil que de no existir
me invento.
Y qué se desprende
de todo esto, me pregunto
yo o la multitud de lectores
de mí mismo
y los otros en potencia
que si nunca me leerán acaso,
en el ocaso, en el allí estarán conmigo.
Pues lo que resulta, me contesto,
solo y extenuado de consciente,
es un presagio que también yo soy,
para variar, con que me anuncio
esta especie de principio de mi espera.
Así me augura el principiarme
y soy mi espera. Soy y espero a mi deseo,
que se convierta en realidad de mí,
por ser yo el deseo de mi ser.
No es tan rebuscado al fin y al cabo,
todo el tiempo uno es uno,
su circunstancia? No. Su circunciso todo y nada.
En la soledad íntima
en la cual
ciertas personas
de mi querer
confían,
no se puede pedir más ni menos.
Que sin solicitar se nos otorga,
el cielo adentro
y nosotros siempre en curvas,
donde el cielo esfera el ojo.

jeudi 11 août 2005

Biiiiiiiiiiii-man!!!
- o el resucitar de un Héroe (colectivo) -

si alguna vez fue dicho,
cabe porpón devuelta
poner la proponenda:
la abeja la cerca la neurona,
desaladamente, alterada en su cogollo
de frutal o de lechuga corazón,
corázon conco
razón con aujeritos (sutil poesía de tevé),
nos me asalta, y el paladín soy yo,
con rutilar de alas batir
entre zumbidos aún más
más y más insoportables,
la aparición cerril, taciturniana
de los soslayos, del solazarse tras:
es viene por detrás nootra:
La Abejúbela
del héroecolectivo bandolera y su sucuya
que tan dócil peina sus pestañas
pero sin cucha, antes bien la suavidad,
el plumón del cisneabeja, quien nadando
por creerse aquél, aquella especie
de pato con insectas alas
ve ahogarse más pronto que despúes
y entonces bala (o lo que sea
estos bichos hagan)
a lo profundo del lago de la noche
-también de día-;
y entonces ayá se oye ("se oche" ya sería un asco),
tremendo y tiemblan del espíritu
las carnes del de a pie:
escuchan con inquiete
y con un rictus,
la señal directa de la miel,
a cera y miel, pegote como acero
es innegable y ya:
no es otro que
Bíiiiiii-man!!!!