mardi 17 avril 2007

Universidad Nacional del Rifle

lundi 9 avril 2007

Escudriñando sin saber-lo un pozo
Machazo que cavó en la arruga,
Crecida de la carne, del cuore soso
Se le topó derrepente con ella, una lechuga.

A la teoría del fantasma de la piscología, pis con pisco, logi con logía. Y está siempre por ahí, quién si no Ella, mariposeando turba que ya la perdoné, que me perdone. Lechuguina que aderezo, mesada que reposa que descansa mis manos húmedas, de sudor en agua frívola saborizada y otras miasmas pasajeras que no vienen al acaso caso. O como un destino apetecible, o como cualquier cosa que me llene apiponando el desventrado amaternado y grávido uterado chinchulín de la querencia estómago. Resulta me estaba peinando en el espejo y eructada me salía de las fauces bocas, cual espagueti la propia punta intestina de la tripa mía, extremo azul y ápice de apéndice donde residen dicen mis humores y la maldad supina que lastrase junto con aquella mandarina, mi primera novia de la década 10 puntos, infame y más feliz al tiempo de pensar en las bondades de una mina.

Y vomitando se aparece, una morocha chocha
Que salta la desnuda soga de la pulposa rubia,
Encadenadas, mano pierna tetas y rodilla
Al sexo estrecho y luminoso de una estrella,
O trompa besuquera, de baba de la hermosa
Con aroma a los perfumes de los pies y de su cosa.

Desde la que se volvió a su blanca rusia, con la inocencia de la más desenfrenada hembra ardorosa de las quizás estepas frías, o de la tunda que le di en su misma tundra que me ce-dió asimismo en mi misma no sé qué, por dió, en fin, que van pasando y al calor de la codicia dando ganas y los hechos que se van hachando ahí y desechando allá, perdidoso de todo menos del recuerdo, religioso, del ansia de ella y sus volutas voluptuosas, estela de miguitas de si no es mucho pedir, un amor.

El tiempo se disfruta en el segundo que se graba,
Es la memoria y es nada, esperando con las manos
Retorcidas y los ojos espumosos, que llegue eso
Cuando hoy se haga mañana, o nunca y muera:

Muera: Otra vez! Pero bien, no hay mucho que hacer, no hay. Sino la ducha de polvo, la ropa mareada de perfume y un plato de fideos, con suerte, con salsa, con fideos. Vino y soda, postre y café, cigarro y... el teléfono y es un señor amigo, o uno mismo que se habla y se contesta y cuelga y vuelve a llamar-se-mientras un ene-avo propio se va volando por la ventana, visita continentes y se expulsa cómico, volviendo un instante de poesía en un relato cósmico, científico y un poquitín metafísico desde donde no hay otra manera de regresar que pensando en un mariachi o en la ajenidad por demás del quejido cotidiano, del sexo ameno.