vendredi 7 juillet 2006

Taciturnos por levante y por detrás,
por lamer y por no atropellar
los cuartos de final, los más;
y otros, de otra calidad de gil
por cosas bien variadas
y la misma, la misma salamidad
calamidad.
Dice bien al advertirle lo callado
silencioso,
molesta porque le parece
que le molesta hablar; pero
no.
Lo que espina aprieta en
el apócope de la persona,
piedra de la piedra del zapato,
y en una tal vez llorona
manera de expresar
inexpresiva
soledad.
Atareado en una mar
salada,
como jamonoso cavilar
lo capilar, lo cabezal atroden,
navegando aguas espesas
del dolor otro, de una -dice-:
dolotredad;
que apena y lo da al revisionismo
de las éticas, morales
tétricas y amorales
del ser artificial humano.
Al costado de esa ruta
pensativa,
en la huella reflexiona brevemente
intrigado por la llamada
'comida orgánica'
que supone nunca ha probado,
y por ende siempre se ha nutrido
de comidas inorgánicas,
como la arena del suplicio
de silicio,
o tierrita con bauxita:
óxido hidratado de aluminio
que contiene generalmente
cierta cantidad
de óxido de hierro y suele ser
de color blanquecino,
gris o rojizo.
Y cansado, exhausto,
baila bailes melancólicos
con tristeza y con alegría,
y aun con una apesadumbrada
euforia.
La euforia calma del contacto
con la piel de ella en la mejilla,
y la forma de su cuerpo
al abrazarla,
un ratito.
Y todo es un ratito,
lo que se charla
lo que se comparte
lo que se piensa
lo que se desea
lo quien se quiere
y se existencializa.
Después se come un
inorgánico organismo
como ser
un café con leche amargo
unos bizcochitos (dulces)
fuma
la mitad de un toscano Garibaldi,
y al sobre se acuchiza.

0 Comments:

Enregistrer un commentaire

<< Home