mercredi 22 octobre 2003

DESTETE RITUAL

A un interno alarido todo crece. Es el miedo que sus sombras trepan dentro que se enredan en hábil alcanzar. Que. Ahí te quiero y es ahora y ver te quiero entonces.
Y vos pingo mío, que sos el galopar y de atrevido fuiste el clímax: nos han puesto el seremos fuera de combate: tuya es cicuta sin candonga y diremos chau los bríos: los adioso también míos.
Pues secaron bajo tierra mis lágrimas contigo.
Hasta más saber, tu tumba.
Adiós.

Vil costumbre de rastreras, de tristezas, de haraquiris, del puñal sin el acero.

Mas ya un tétrico remanso es notar pa'mí el resurjo por futuro. Yo que. (Siempre supe sempiterno y surgiré otra vez de nuevo y más quizás).
Un decir no más es cerciorar(se) bien, que:
Si al galope me vieron ustedes entreveros, ande cañas empinaba y la gran flauta;
Ahora risulta voy a pata y ¡guay del tipo que intrigando poco estima este cristiano!
Si el escampe me halagaba gachadito y ante glande tan gigante se hamacaba;
Ojo amigo, quiún tropezón nues caida y tanto pescar la envidia se conserva ¡semejante tararira!

Pero eso son detalle son y pura espuma pal negraje.
Es y así quise dejarte pampa mía, que eras lapa y muy huraña me seguías. De las noches renegridas solas ibas; tras indicios y jirones deste hombracho que creibas jeremías. Y no era. No. Era.
¡Perra madre la que te parió tan puta! Mi pingo y compañía me quitaste, con tus noches. Fue aquél miedo lo sé, de las sombras concentradas. Y al yobaca puré lo reventaste; vos turra me saliste y borrachas mis abejas te libaban, flor de guacha. Soy yo solo y vos, que sos celosa, feo ardid fulero el tuyo. Cuantimenos todo o tal vez todo lo tenías. Pampa mala que al escuro inhumas tu luz, mala.
Adiós es nunca.

Malhaya, me lo tomé con filosofía.
Viudo y sucinto zambullí mil páramos y en las rutas nadie había. Yiros ni nada y ningunear jamás sería el panorama el mío. "No hay caso hermano", me profecía, "en matear hacé yerba de tu lírica: y a renovar al sol la menesunda, que en pelando huella común es menguar el mocasín".
Así solo.
Vagué.
Entre propios repudios de residuos, los que ajenos lixiviaron jugos suyos.
Mordaz vagué.
Entre mosquiles voces llegué al puerto acompañado. Fui tratado bien o si no. Prófugo.
Detenido vagué y libre.
Tocaba entre paradas las llagas de guitarra y lumbres menudeaban de kitsch y matarifes. Prudencial junté (moneda) y presumí de rococó. Enfiestado con carisma restregaba mis solvencias. Al pelar la billetera el elixir a otros ojos estampía en bataholas.
Ya no vagué.
Ya. No.

Ciudad amiga, con tus luces me cambiaron. Que neón hallé y pareja y conocí en tiradas fieras un amor nuevo, de metal de fuerza el pingo.
De un relincho con manubrio que añoraba:
"Ahora es tiempo querés, armate el rancho o cualquier cosa".

Y en los cafés del centro y orilleros, de motor y monta El Pampa se engrupía y de malevo.

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