samedi 21 mai 2005

Domingo: ¡domi, no!, ¡domingó!

Positivistas al máximo, nos negamos a la negación y pese al pesimistamiento (pesimista y enemista de enemistar) tal que se revela sobre deporte tan íntegro, actividad noble e inocente como el domi, numerario, emparejativo y formador del espíritu matemático de multitudes de infantes doquiera del mundo. Por ello, proponemos cambiar la denominación de dicho lúdico entretenimiento por el más sano y atribuible de domingó, que de paso no viene nada mal para el domingo, día de los aburridos par excellance siempre y cuando se lo juega mucho en las plazas; luego los niños y los abuelitos y... ¡todos contentos!

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