mercredi 31 août 2005

Apoesiar un celaje; prosaica era tu prosa

Es curioso, me elevo tal y como
si yo mismo fuera mi plegaria al cielo,
porque hay nubes
no tan tenues nubes y en efecto,
variados los matices.
Lo hago de manera
que, además de plegaria soy conducto,
la necesidad de atravesar los altos
y los techos,
una claraboya retráctil que de no existir
me invento.
Y qué se desprende
de todo esto, me pregunto
yo o la multitud de lectores
de mí mismo
y los otros en potencia
que si nunca me leerán acaso,
en el ocaso, en el allí estarán conmigo.
Pues lo que resulta, me contesto,
solo y extenuado de consciente,
es un presagio que también yo soy,
para variar, con que me anuncio
esta especie de principio de mi espera.
Así me augura el principiarme
y soy mi espera. Soy y espero a mi deseo,
que se convierta en realidad de mí,
por ser yo el deseo de mi ser.
No es tan rebuscado al fin y al cabo,
todo el tiempo uno es uno,
su circunstancia? No. Su circunciso todo y nada.
En la soledad íntima
en la cual
ciertas personas
de mi querer
confían,
no se puede pedir más ni menos.
Que sin solicitar se nos otorga,
el cielo adentro
y nosotros siempre en curvas,
donde el cielo esfera el ojo.

0 Comments:

Enregistrer un commentaire

<< Home