vendredi 14 juillet 2006

Malograr

Los Zola me acusan de existencialista, demagogo y "dicen que soy aburrido" y de querer parecerme a Jean-Paul el Sastre, de comerme los mocos, etcétera. Aparte delecho de que esto pudiera estar bien o mal-logrado, me da como se dice en el bazo que cierta piara burguesa acaudalada me llame vago con tanta frescura. Como si no fuera una proeza esquivar el yugo apócrifo, pasar mil y dos calamidades, perder dientes y la salud del cutis, además de enflaquecer o adelgazar y todo para brindar calidad, mismo, o sea, todo, por ser un bueno, para nada.
Pero para nada y para muestra basta un botón y justamente me he levantado a botonear sobre mis codos para erigirme denunciante de las peores actitudes del régimen, una dieta tan baja en calorías cerebrales que eructa a una clase oprobiosa de personas vegetales, las llamadas categoría "estoy trabajando".
Porque basta que uno encare/increpe/amenace de muerte a uno de estos n-rgúmenos, por ejemplo un Romeo que golpea la chapa de un negocio bajo nuestro balcón de Julieta a las 3 de la matina y no deja dormir (aun si dormir fuera nuestro ideal de vida), para que el salame saque una credencial de santo y resuelva toda su infradotadez con el clásico "papi, estoy laburando", inclusive con voz de víctima, lastimosa y exhibiendo una paz interior que convida a su absolución y al paraíso. Y uno le responda: me da mucha pena, te compadezco pobre infeliz, pero más allá de tu terrible desgracia, te invito a usar si podés tu marote peludo, dejame de hacer ruido y andá a golpear a la reverenda cajita feliz de tu hermana a ver qué efecto le produce.

Y entonces te mira azorado,
animalito de dios
brutalmente lastimado,
pues si él está trabajando
lo que se le cantase, lo hace
lo natural del mameluco
se ampara de intocable
pureza absoluta.
¡Pero la gran puta!

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