samedi 20 novembre 2004

¡CHE LÍRICA, ANDÁ PRENDÉME EL CALEFÓN!

¿Por qué no abordarlo el punto,
mi vida, la cuestión?
El punto de la vida, ¿eh?
Por una vez, te pido
Que: ¡che!
me escuches
(pará con eso un cacho al meno)

Tesplico y atendeme:
Es mi vida la que tuso
aciaga sí, admonitoria en sarta
perentoria de existencia
empirujada de escozor atiborrada;
Ahora, digo yo dos puntos:
(escuchen las fanfarrias fanfarronas)
de puro abriboca es mi confieso
que el láudano leudó
fui yo se lo zampó: me vi cuando me via
y no me caben dudas
en lo sojos
redondeles
todos rojos

Como tuver, sí tuve, una tos compulsa
por el pulmón crucificado / larvado
(pobre cuerpito ajeno al parabién)
que fue sujeto de tormento
de un granuja
de un holgazán de barrabás
un ser ciclán y huevo tuerto
que se tupió de farsas e impostura
abstruso de cacumen en el huerto
y tal cual: muerto por rotura

¿Lo ves? Por favor vela
agioto esta parva que detento
en el vibrar de mi vihuela
y es toda dulcedumbre el canto
de ella almacenar en el estanto
por vos y tu contento
la comparto
pero dale la chance, daselá
si no a mí, al ratoncito
al mur del estropajo
Y madre yo seguro que te parto / el plebiscito
¡de estoy tan estro que me pajo!

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