mercredi 27 octobre 2004

"todo tiene que ver con todo", es una de mis más preferidas másimas.

Sin irvenir más lejos, tomemos por un rato una de las materias que odié de hundo odio cuando era un estudiante inocente y puro de la sopa de la universidad de letras: el análisi numérico.

Entre las soluciones de ecuaciones de una variable y otros compañeros, tomando algo en el bufé, se nos dio por converger aceleradamente, todo un lujo lo que se dice. Llegamos quién más quién menos, al método sigma cuadrado de Aitken, en sendos de plurales desternillares de la risa. Era más que nada para joder un rato, pero. Alguien que jamás falta (j.f.), sí, el mismo, Aitken, mencionó entonces al origen del mundo y ahí caimos en la cuenta. Se la creía: un plomo. Es muy aburrida la demostración del método y no le vamos a dar el gusto, así que dejemos acá y sigo por allá. Pero vayan anotando que después preguntan y yo tengo que borrar.

En la facultad no había timbre de recreo, pero uno lo lleva calzado en el tomate desde infante; decidimos regresar y quedó dejo j.f. discurriendo sobre cosas vagas. En pagando y subiendo en apresuración la escalera A, según plano 1.6.3, se presentó otra peliaguda cuestión ominabunda: la interpolación y aproximación polinomial. Estaba medio gachadita en un rincón, como esperando madrugarnos y pues siempre se necesita un corajudo, lo empujé a Lagrange a las fauces y el indicho ya en óbice de recular, se entregó manso y antes de ser deglutido pudo conversar con la bolilla acerca de unas inquietudes que le quedaban de cuando era intérprete de la interpolación de trazadores cúbicos, interesantísima cuestión de tertulia en café concert. Pero todo concluye, las vedets, las plumas, la revista, y de Lagrange no sobraron ni los huesos; al menos algo se ganó el lugar de la conciencia colectiva y eso versó sobre utilidades y desutilidades del quietismo aplicado: filosofismas y papeo ontológico, etc. Preguntas? Entonces sigo.

El sacrificio del compañero permitió la huida de la masa, vital en una especie en donde el individuo no vale dos puteadas sino que importa la pervivencia del grupo, del más piola que es el último en mutuofagocitarse; limitación del pepino humano, me temo. En fin, girando a todo lo que daba para evitar una muerte segura y seguramente violenta, no van los tontos y retontos de Runge y Kutta trenzándose por nimias suertes de a quién le correspondería el mérito por la cosa de los métodos multipasos de tamaño variable de paso, gente grande. Y a mí y a mis liderados, los célebres y aguerridos sopapaconducidos, la nocivez mentecata nos tensa y del dicho al hecho, derivamos hacia masacrar entrambos progenitores de la necedad: concebí un plan. Con ayuda de una novata (como todas las novatas de las películas: fuertísima y torpe pero con un culo bárbaro, casualité, no es redundancia, me refiero a la suerte que tienen para desarmar entuertos complicadísimos), descargué una puntera 0.4 endovenosa (rotring o pilot, no recuerdo) y parece que por algo diabólico los dos contendientes se aunaron y extinguieron sus lides y sus vidas en el acto, en medio de vistosas convulsiones y un espantoso charco de tinta que nos salpicó dignominiosamente. Hice la famosa estrategia de pivoteo y en dos saltitos gacelianos nos libré de lo peor: llegar a una conclusión de compromiso entre a qué se llama absoluto limpio y a qué absoluto sucio, y luego: medición de la mugre y calidad de pulcro y disoluto. Ahora: que sudamos, sudamos.

Contadas ya dos bajas o tres, depende del valor de un nombre compuesto, la flaqueza nos ganaba y recién habíamos cursado 6 capítulos y nuestra decisión, inquebrantable, era no capitular; por lo menos no antes del 10. Pero agarrensén: como el guardián de la puerta de kafka, allí cerraba el camino la iteración en el álgebra matricial. Un manto de piel, completamente cubierto de hielo eterno, daba más pavor a su cara a cara osamiento de osar (el cara a cara, o sea). Girar o presentar batalla, dualidad que gracias a Chebyshev supimos resolver. Estimo que de puro chancho que es, él se ofrendó en holocausto, armado de su polinomio y gritaba sobre la economización de las series de potencias. Algo balbuceó de vender su alma pues el avance del capítulo lo tentaba con otro de sus mostros: las transformadas rápidas de Fourier; mismo el bicho ese parado ante sí lo desafiaba y el loco se mandó a lo quijote. No dimos en mirar, medio porque teníamos que colarnos bajo las patas del coso, medio por cagazo, pero creo que no lo contó y yo tampoco voy a andar en gastos, allá vos, Chebyshev. Dentro de todo, intervino en el asunto un cacho de religión y aprendimos sobre tratar de no fabricar giladas para quedar de una pieza. Sola.

Casi a las puertas del aula magna nos asaltan. Eran dudas a duda admada y pedían una cosa con imperio y denuedo: el algoritmo QR y las claves de su penetración intelectual. "Yo de cosas inteletuales no sé ni medio, idoñas, ¿se da cuenta?", le decía y las tipas nada. Brillante, se me ocurre un glamur púrpuro forever velvet '76y (léase seventysexy, ¿tamo?): entregarles a la casta más casta y que se arreglen. Ella no se negó, parece que buscaba experiencias reputadamente novedosas y le convenía meterse en la componenda. Por un momento, la verdad sentí envidia y ya me iba a quedar en la potencial fiestonga, pero recapacité a tiempo: primero lo primero, eso pensé y eso flotaba como queriendo aterrizar en un significado significativo. No hay tiempo, nunca lo hay, siempre correr y entonces me prendí al mermado grupito que me había decidido en comandar al éxito y allá atravesamos la entrada, con un gustito a no saber para qué. Escapamos padelante otra vez, aunque con el mentón alto; y nada más.

Nunca nos llevamos bien, es más, no nos tragamos. Newton es arrogante y me tiene con las bolas al plato, y no me sorprendería nada que se la morfe. Bueno, precisamente explotó una "disidencia" entre nosotros porque él se arrogaba la actitud triunfante de haber llegado sanos y salvos, y hablaba hasta por los codos del método de descenso más rápido y otras baladíses morcillas según él de su creación. Yo por tomarle el pelo le solté eso de "qué saltás vos, que usás peluca... andá maricón", pero en serio de onda, y el tipo lo tomó a mal. Me tiró un método de disparo lineal para problemas no lineales, el muy turro y gracias que no me pegó que si no me revienta. No aguanté más y le hice una introducción al método de elementos finitos; admito que fui un poco brusco ya que le ingresó por debajo del esternón y de la fuerza del impacto se elevó su cuerpito (es una cagadita, en realidad puro melón) y fue a ensartarse contra el pizarrón. Recibí un océano de miradas, pero bueno, si se descuajeringa no es mi culpa. Yo como rector de la facultad no permitiría el ingreso de gente del siglo XVII por más inteligentes o genios o lo que fueran y no sé si es el caso, me interpretan?
Cómo terminó todo no es tanto lo importante, porque hubo logros y cierto fracaso ajeno ineluctable; por mi parte estoy satisfecho a nivel logístico y como persona. Un aspecto interesante moralejeramente hablando, es esto de los enconos y su resultado fatal en un carácter sanguíneo: al final Isaac se pasó de vivo y gravitando, su propia ofuscación lo perdió. Y era un tipo capaz, por eso digo: "todo es como suele suceder". Y punto.

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