vendredi 8 février 2008

A pedido y rufunfuñantemente

Una mulata de Mar del Plata,
La negra,
guarda esfinge del candombe
y la fantasía toda que lamía la mía;
Buenaza,
dice Gerson, alto amigo filósofo uruguayo
agregando, de yilé filosa fando
con su sencillez de pasmo:
“muerto y enterrado el tango allá,
el oriental no baila, chupa en una barra”

Interesa una visión completa, porque
Lomo no tanto Guadalupe, ni despampanar
Tampoco, elegante menos
Y como inteligente, niente...
sólo su destacaremos
jugosa boca labios de tomate
chorrea la semilla fresca roja
pulpa gruesa dientes ajos blancos

hoy aplomo ido, centellear enjuto
ni melindres ni poesía, una imagen
una idea
un reverendo y renalgado
redondo a la postre
culo de postre
de la negra de ritmo Guadalupe,
atantearla, por decir por proponer
en la curiosidad le obvio: “sos mulata...”
a lo que no responde, medio muda o demudada
asiente y mira fijo, lindos ojos, pienso
pelo a rulos, pobre de conversación
y va empezado medio tango,
y entonces recuerdo a la otra
pruebo la siguiente gilada
le bato... y
nada
sigue calladita, la expresión inexpresiva
pero apretar apreta, de la mano al brazo
apiña
y se te pega toda, la negra Guadalupe

Chau que tremendo es el desgano,
Endilgarle la mentira de esbeltez
A una gorda que se tumba,
O atusar el interés mediano,
Por aquella la antibella;
Sumando el emboque a la fanciula
Devenida estrepitosa amante de la...

Y tras la noche quedan sol y fiaca.

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