lundi 15 décembre 2003

LA VENGANZA DEL FALSARIO MANYAOREJA

De palos cardenales por demás y otras bazofias fui coartado. Antes cabal chiche bombón torraba tu dulce libertad de hombre, cuando no sé qué cancanes de garchas y progresos silbaron al oído su camelo: te ganan por cansancio y aturdir la entendedera: agachá el lomo.

Resignado: muy bien, dije: "perdí".
Y erguido y voy nomás estoico, si medio atetado del marote, camorrero. Y para qué te cuento del cenáculo: los émulos del frívolo laburo profesan ante mí sus sartas de pavadas, las de antaño comunachas.
Siempre aquí siempre lejano oír se deja: fulgura sus brillos con fútiles harapos el dinero; exuda sus festones de grasa en tintineos de: estás acabado, Finibusterre (por caso tal mi nombre).

Ducho en resistires, quise zafar errante y díscolo. También con entereza y a tortazo limpio, figuráte: cuan empecinado todo soy: terco y flor de turro cuando quiero.
Unos me decían aflojá macho, total pa qué te vas a calentar: te tocó. O algo parecido. Recordé al fósil unitario reventando en el matadero su gusanera.
Otros al pasar gritaban chicaneros desas guasadas habituales, medio de coté: andá que te cure Lola (pasa que Lola es mi señora).

De tripas, corazón.
Así que bueno, cargando empecé por una cruz que fue creciendo obscena y lesa, peristáltica. Yo, inoculaba un suero antídoto y salía del paso; bastante bien y un cacho lastimero.
Socolor de modelo de empleado honda inquina iba juntando. De puro grupo, mohíno y ruin me hacía el batilana y todo pur la galleri: para la gilada; vamos.
Que me la banqué y como los duques; cual chupamedias detestable: las parvas que venían cebadas de improperios, con amenazas de fajes y palizas.

Que patatín que patatán, mentís tras otro los cabos se van liando, hermano. Dame tiempo, negrero muñeco patroncito.
Y guarda, que donde me dejaste el hueco te mandé al mango la matraca.
Peligro sublevar ilota.
Incólume.

0 Comments:

Enregistrer un commentaire

<< Home