mercredi 18 juin 2008

La réplica a una mirada bananera del interior sardónico

La ciudad de Mendoza y sus más allás -si exceptuamos a Badbicho Macri, los bucólicos subtes, esos pintorescos edificiostorre que son verdaderos miradores por donde se asoma el alma y nuestro Martin "Woody" Brauer siempre sagaz en su discolez-, nada tiene que envidiar a Buenos Aires DC. Mendoza City, la ciudad con más mendocinos en el mundo después de New Jersey, tiene colectivos y tiendas, villas miseria, un centro financiero con plaza y todo, una Policía que "todo lo arregla", cabecitasnegras, cantidad de bellas muchachas, cantidad de bagayos, travas, gente bien, WiFi, chorros, curas buenos y monjas lascivas, San Martín y Las Heras, asesinos despiadados, una zona chetona tipo Palermo Harlem, el odio a los hermanos chilenos, borrachos, la celeste y blanca, hacendados y harapientos, 4x4, artesanos zurditos, comerciantes inescrupulosos que asaltan al turista con precios irritantes, putos orgullosos, la protesta social ante la Gobernación, "la gente" o "medio pelo" con pretensión de vaya a saber qué, lustrabotas, personas correctas y atentas, taxis coloridos, asado a 40 el kilo y entre otras muchas cosas que se me escapan en este momento, adolescentes peteras.
Además, esta ciudad sanmartiniana aventaja, deja por el piso o si se me permite la metáfora, rompe el culo a BA en innumerables cuestiones, tales como: la sorprendente limpieza y el orden, las altas montañas en el horizonte, pocos perros que ladran y ausencia de sus deposiciones en la vereda, las bodegas y los museos del vino, el clima (no llueve, siempre hay sol, el frío es seco y no jode), los troleys, un carácter provinciano más armonioso, el paisaje, un aire no contaminado, poco ruido en general.
Adónde voy con tanta blablaia. Bueno, sucede que la mía, muchas la conocen ya íntimamente, es una mera descripción y con ésta no intento elevarme a la santidad ni mucho menos. Soy promiscuo y ateo, no bautizado, y aunque vivo en Once ni siquiera soy judío; el concepto de culpa religiosamente hablando no corre pamí, pero en estos momentos algo me corroe pues siento un ardor adentro y náuseas de escupir una confesión: cuando era chico, una vez voté a Indira Carrió "la Carrió buena", cuando aún ella era gorda y estaba viva. Y como una visión de E.T., así y toda extinta como está ahora, demacrada y fiambre la vi recorrer los cielos diáfanos de Cuyo montada en un albo corcel y haciendo caca (ella, no el equino). Todo se resume en este haciendo (cacas aparte). Porque, y ahora mismo voy al centro km 0 de mi elucubración fáctica, a la piedra nasal de la construcción idéica y al inicio parturiento del bebe textual; pues bien, yo considero que la ciudad de Buenos Aires está maldita y a merced no ya del PROmeteo de MM sino del Maligno con M de mayúsculas. El Diablo como se sabe es masculino y nos ha y aún sigue eyaculando su simiente etéreo falso y sin apariencia material pero con fuerzas invisibles de la Infinitud. El Papa Pantriste Ratatouil de Neustadt (recientemente viudo y tambien viudo de simismo, o sea muerto), ha emitido por cadena eclesial e internet ecumenica, las maximas zambombas para lo qué atenernos. Él afirma, junto con De Angeli y los 4 jinetes del sojacalipsis rural, que desde el mismísimo momento en que la Faraona TutánKristina recorrió el desierto egíptico para abonar con sus leyes crisálidas la redistribución de la papa y el tereré, los Cielos nos abandonaron y nuevamente una Carrió (la loca de adelgazar) y Viva el Campo lloraron sangre. Son la Patria que pide por sus párvulos, rezan entre calembures. Claro, amén de paparruchadas, nadie les cree y la cacerola popular sigue empty de emptyness absoluta. Asimismo, y para regresar con la parábola cuyana con la que empecé a desarrollar mis ideas un tanto banales pero de corazón y de pene contento, no como otros que pelan pelan y acaban dando pena, lo que yo opino con humildad rayana en la puta que lo parió, es que si transplantáramos Incucai mediante al Señor Intendente de la Ciudad de Mendoza a ejercer sus funciones en Nuestra Sra. S.M. de los Buenos Ayres, a la manera de enrocar un Macri por un tal colega mendocino, el nuevo Jefe de Gobierno porteño se las vería en figurillas para controlar y poner D'Elía sobre blanco a fin de llevar un poco de concierto a la mesa e inodoro de los argentinos, que son porteños al fin y no al revés, sentiende. De manera que, y no quisiera aburrir, la mano va en que a BA le han hecho un "trabajo". Suena un tanto a totem paradojal, se habla hasta por las tetillas de trabajo y el único que existe de verdad es de magia negra, vudú. Lo denunciaron ya los confraternos rapiñosos brasucas de la Iglesia Universal del Orto de Dios Chantapufi, que quieren que Pare de Sufrir hasta que se le pare, de una buena vez quizá, o se refieren a un paro más bien cardíaco o a que paren la olla con el culo en la mano, no queda muy claro. Pero ellos sí son expertos en macumbas y desmacumbas, en beber semen del cáliz refocilante, el manto lacrimal del Nabo Chorreante y toda clase de mierdas por el estilo. Perdón si suena feo, pero me desboco porque me estoy quedando ayuno de vocabulario, y tal vez mismo porque vivimos tiempos de supuración y desánimo, a los que hay que combatir con más democracia, sambódromo, represión y carnaval. Perfectamente posible Jorge Corona entonces, cual ex-jefe de la Santa Sede Vaticana de Mendoza, hagamos un ejercicio de futurologismo y sentémoslo simultáneamente si no quiere abandonar su función publica y la cata de malbec allá al abrigo de la alta montaña, bueno, que no lo haga pero que ponga también el cuerpo y si puede, el resto de cerebro, acá en el Rio de la Plata, no? Y yo quisiera verlo intentando gobernar esta enquilombada ciudad capital federal, sin una copa de ginebra o un nariguetazo a tiempo. Y encabalgados a la cuestión que nos compete, llegamos a una encrucijada, un intríngulis o como se llame: Macri está y lo expone públicamente en carteles por doquier: "Haciendo Buenos Aires". Lisa y llanamente habla de que se está haciendo la ciudad como cualquier punga hijo de vecino dice que se hace (de) un estéreo o (de) una billetera. Adicionalmente, da a entender que la ciudad no estaba hecha ya. Sin juguetear pavotamente con que si estaba hecha pelota o si se la habían venido afanando largamente, no entiendo cómo humoristas más locuaces que yo no han usufructuado con esto, y en todo caso, cómo y vuelta a M. Brauer de que? a quien no dejo de homenajear siguiendo siendo mi amigo y viceversa aunque quiera dejar de ser soltero a la fuerza para tornarse más pollerudo todavia, repito cómo el Buen Brauer no ha previsto (hasta dónde yo alcanzo a ver) hechar mano a tan jugoso regalo... pero los caminos del Martin son misteriosos, quiere vender el piano que no toca... en fin, cómo comprender algo tan lógico? a veces las respuestas están precisamente en lo más cierto y razonable, pero si querés deshacerte a la manera del intendente, de tu piano y otros efectos personales y/o domésticos, yo te tiendo una mano y las dos, si pesa. Con Martín B. y para que no se ofenda su séquito de admiradores y adoradores lo menciono, pues si no parecería que pretendo compararme con él, estamos en muy muchos asuntos en veredas u orillas opuestas diametralmente o radialmente o directamente linealmente, lo que significa para ponerlo en manera sencilla y al alcance de las personas que no conocen con profundidad el verso o la temática alrededor de la cual versa nuestro pinpón debaticio, es decir significa que él me dice algo y yo le digo otra cosa después pero que no es igual a la que él me había dicho primero, eso es en líneas generales disentir, y no disentería si se requiere un conocimiento o intervención más médica. Ahora te hablo a vos, querido profesor de alemán, y te reitero que la estética del mensaje que en este caso abunda en colorimetría, es acaso lo más importante que me has legado, después de alguna que otra lección de duelo criollo y preparación de panqueques. Y si te he superado en este item, resultando en confusiones de tus lectoras que creen que te plagio o directamente que vos sos secretamente el hacedor de este blog, has sabido poner las cosas en su lugar y que el pasto y la fuente de donde abreva la manada luego de mamarla, son como la mies y el suero derramado que tanto hace llegar los gritos al cielo, por parte del lechonaje enardecido. En definitiva, ir al psicologo o rubricar alianzas espurias constituye un meollo personal, propio, donde los consejos o recomendaciones son bienvenidos y considerados a su vez, sin menguar jamás que donde aquel choca o trasunta un derrotero de leve desvío en lo intelectual, emocional o hematológico con la íntima verdad, se puede apreciar que la que sostengo, ésta, es más grande.