mercredi 20 avril 2005

FRAGMENTO DENSO

Es la pronta luz que difusa
De bichito se aparece,
Su animal vital afarolado
Amén de fulgurante y animado,
Y acaso entibia,
Como no sea ilusión sola,
Mas sino tampoco artificio incandescente;
O el reflejo solo acompañado plenamente
De cegadora seducción
Que abomba,
Cual la droga de la flor
-perfume-, que es de un tul embebido,
Corrido e impregnado en abandono
-vacía existencia la de la pureza
trasmutada en vana-
Y que nada en oasis de desiertos;
No obstante ni tampoco la penuria,
El dolor, la hace fácil comprensible,
Mas harto en cambio insospechada,
Rara de rareza;
Pues que al emerger chorreado
En tinta en cada plano, en este mismo
Despertar banal, mareante sol
De los soslayos,
Siquiera definido en pocas letras,
Tal o cual se entiende insólito,
Como aquello de no creer se nos revela
Al excavar el pozo,
En la surgencia que ha recién nacido
Cual bebe del presente;
Y ahora su sospecha es desconfiada
-Traicionera-
Porque hay quien lastima cuando avanza,
Y así también quien restaña la hemorragia,
La que sucede,
Aun en tanto que ágil antecede,
Agazapada y para derramarse lista,
A la compungiva angustia,
Opaca de llantos y en avance;
Tal parece, no existe otra cosa que el dolor
O su ausencia,
La cual crece enmarañada de temerse,
A sí misma y a sus nudos atisbar
-someramente hablando-;
Y luego que no hay respiro,
Aparte de la fresca calma de las gredas,
Del sudor que nada
Levemente en esperanza,
Fuera de esto poco y nada;
Desde el inconsciente
Sólo algunas deformes impresiones,
-mal o bien conocidas-
Tanto vagas como el ser
Es un axioma,
A partir del propio
Vacío carecer,
Cosas sueltas en límpido desorden,
Monstruosas de tan disparatadas,
Trozos incunables, fogonazos
Del tiempo nuestro,
Aquel terror biológico
De dentro de la célula,
Porción del yo,
Inconsolable e inaudito pasto de las fieras;
Pues la trama continúa en intención desesperada,
Acude al fin a su tarea,
Útil pero apenas:
En la estúpida forma,
Inútil en el trance atravesado,
De gritos casi nulos, sordos berridos
Y fastidio sin articularse,
Vagos sonidos
De abrirse paso a la vergüenza,
Que sin más, siquiera pidiendo algún permiso
O por favor,
Ondean las aéreas atmósferas del mundo,
Y sin ligarse de una pieza, de pronto se desgarran;
Buscando han de salir
Del huevo del ancestro, quien va sugiriendo,
Como todos saben,
Asirse de los hilos -si tímidos, decididos-
Para colgar lo más cómodamente
Sea posible,
En el regazo noble y vívido reparo
Del paterno rostro de la seguridad:
A la protectora del sostén,
La más resistente cuerda de las cuerdas,
A la Fe también y según quién
A la ridícula creencia suya (de Él):
Una posible, nada menos posible
¡Dios mío, salvación!;
Y haciendo alarde y pretensión
De que sea una doctrina, natural,
De la liturgia virgen e inocente:
Tonta muchachita la nuestra
De crédula sobrevivencia y frágil memoria;
Además de abrigo efímero
Y eterno como es
Todo a la vez,
Ante la misericordia nueva
Inmensidad como el espacio
Que ocupan las pobrezas:
De la cándida ignorancia,
Infernal y gélida,
Del frío azul que la penetra
E insobornable mata
Y da al olvido;
En este viaje que se emprende,
Haga o haiga
Mínima una mano, de voluntaria guía
Sobre el angosto andarivel
Del amor a tientas transitar,
El encastrado riel, para peor resbaladizo
De los afectos fijos
Sobre ruedas empastadas,
O patines cuyo peso es aplastante;
Positivo y optimista, así se lo requiere
Sin embargo,
Nomás -será- por la precisa voluble circunstancia,
De momento, ahora expectativa,
Pausa reflexiva: ¿será hasta cuándo?
Urge de repente, no la espera,
La más actual, empero,
Total y sin urgencia de aguantar,
Segundos largos como horas
De perdurante sostener,
Soportando así durante,
El átomo fugaz, indestructible
Basal de la estructura:
Edificio que hecho de juego
Ya sobradamente desarmamos
Una vez tomado en serio;
Importa mientras, la criatura
Está llegando y no conoce
Los incordios y las moscas de este tiempo,
Chapucero, de tensiones estiradas,
Y de la tétrica obstétrica molestia
Pos fetal y loco ardor furioso:
Siempre es el tiempo de nacer,
Temprano y somnoliento
Instante de pereza, zambullir
Al alba el cuerpo tiritante
En la corriente y patalear,
Hastío de enfrentarse, con lo puesto,
A los ponchazos con la sierpe
Que incipiente lucha zigzagueante,
Y en la carrera de armas,
Fatigosa tras limpiarse el trauma,
Oprobio superado por costumbre
De cierto falsario vigoroso,
Se pasa del útero despegue
Hacia una feroz ausencia, para siempre
Salir canalizado en el escape;
Templanza, desde la experiencia
Primera de la vida que comienza
Y escuela de la primera ida:
Ruda y eruptiva
Toda ida es anterior, pasada
A su talante y, al desalarse de continuo,
Fecunda a ratos una mella:
Cada vez la rajadura se renueva
Cambia y tapada futuriza;
Sucede en la desnuda claridad
De lento abrirse, del pequeño
Macilento ventanal del alma doble,
Ambos uno y otro juegan sin saberlo
A pestañando construir su mundo,
Como en la panza de la vieja
Idea antigua trastrocada en madre,
Arranque de los anacronismos
De hoy
Y diurna de la noche finitud;
Fue cálida la noche supuesta
De los líquidos,
Que va en desagotarse, liquidada
Hacia vientos y brillantes,
Única entre todas, inconsciente
Sin secretos y llena de memorias
A olvidar,
De inmediato empero, deviene en travesía
Fresca y misteriosa, radiante
Con estrellas y múltiples ensueños
De seres coloridos, titilantes;
Borbotear vivaz y huyir del miedo
En el descanso del azote,
Una noche como estreno de tronidos
Flamantes
Y de arcanos rebañados,
Donde rimbomba el serafín
Cuya mueca es honda sima: es la nostalgia,
Rehenchimiento sin materia y sin acceso
Al milagro del punto con retorno,
Porfía sin embargo de palparla,
Pezón de instinto que es nutricia
Carta, hecha nada sutilmente,
En fraguas de pasión por persistir
Y coligarse a las ajenas heredades;
A curiosearlo todo, a fricar las pupilas
O imaginarlas cual visiones:
Este hogar del desarraigo,
El ser,
El fruto suave,
Y una embriagante realidad,
Todo transcurre bajo diferentes magias,
Aun hacia el mayor encanto, el de contemplar
Usinas de absolutos,
La dimensión de espacios y dislates inasibles:
Vanidad de la sustancia, de las carnes
En deseos pretensiosos de existir,

Por ser amo de penumbras.

mercredi 13 avril 2005

Arpar dispar postrer barrer finirexir

De mis palabras al mero margenar,
Escobo y acto, así de avituallar
Retobo sin pudendo a la farsante
Tergiversa reto un duelo, exorbitante.

La lid y ver el campo a batimiento
De coruscar sostén rehuye la intentona
Alardes ha y ardid a lar de tragantona
Y del latrocinar la luz asombra esbatimento.

Resbala correlata y se aventaja mía,
Ya acúsala el cimbrar un travesaño,
Una elude dos consiente y tres gemía:
Apaniguar la paz y solicita a paño.

Cabal y magno brindo a fuer de palmas,
Soy salvo y son mis dadas letras;
Aspé, postré, finiquité las cetras
Y lo impostor selló sicarias almas.

Erizo arrebolado*

Mi erizo hincó el turrón de la castaña;
Y -entre el membrillo o verde o batatado-
De la manzana que hipó la gongoraña,
A lo pálido no, astró su arrebolado.



(*) Una vez más, le han tomado el pelo a Góngora. Esto me asola y abellaca, ¡diantres! (N. de A.)

samedi 2 avril 2005

Discurría

No recuerdo con exactitud (entre paréntesis, esto de aplicar la inteligencia para hablar de algo, pensar o reflexionar es un asunto serio -recién me entero), pero mientras dejo pasar el tiempo, transcurren con él soplos de viento remolino que aplican como aires y desaires, aceites y aguas mezclados en un fluido correoso y desconfiado. El asunto de la memoria, infiero y no es juego de palabras, es un infierno de la conjetura; lo que no veo, más allá de creérmelo o no, lo doy a olvido. Y luego resuelvo un medio, un arbitrio de la reparación de mis omisiones llenas de ajena ingratitud o del desdén de la condena. Me queda andar, correr por diversas partes y lugares, caminar sorteando las escorias indiferentes que pueblan la ciudad no menos lánguida. Entonces no tengo más remedio: todo lo invento, hasta el destino.