samedi 23 mai 2009

Y hablaba sin saber.
Y hablaba bien.


Sí,
si la voz aparece,
si la poesía al fin...
de-a-poco
reverdece?
Ya veremos, pero guarda!
que mientras tanto,
forrado en profiláctica medida,
en la lengua seca enmudecida
quizás deba inyectarme la palabra.


Será llegar el día que el ojo al fin explote
O se meta adentro de la cuenca,
O quizás el pito hoy se me brote?

para volver como lombriz enhiesta y viva,
feliz
a restañar la disputita que me ocupa
el corazón,
como diciendo:

“te comunico que he regresado”

para agregar de inmediato:
“pues he sido a mi vez abandonada
por alguien más miserable que tú,
amor mío”

Y sé que rimo,
Pero aclaro que no soy tan cretino
Cuando se yergue majestuoso el pito mío.


Mal se comprende,
es de la palabra y su licencia,
su excelencia llana,
la putez de su desusada sada
o el simiente infausto del hombre libre
un dolor testicular,
un galpón con arañas,
el paraíso
y sus pavadas,
una ciencia con sus cuitas abrojadas

todo el guiso,
cabe en el huevo de un erizo.